A Milo lo adoptamos en diciembre de 2018, lo recogieron de la calle con 6 meses y 7 kilos de amor. Nos dijeron que iba a pesar 20, pero no pesa más de 12.
Al principio fue muy intenso porque a la semana de recibirlo tuvo parvovirus y salió cara la hospitalización. Después nos trasladaron a UK, y Milo se fue con nosotros arriba en el avión. Milo pareciera ser manejable, pero que esa carita no los engañe: tiene mucha energía y quiere jugar todo el rato. Solución: llevarlo a tirarle la pelota todos los días por lo menos 30 minutos y pasearlo mínimo cinco veces al día.
Siempre hemos vivido en departamentos no muy grandes y mientras juegue a la pelota todos los días, vive tranquilo. Creo que cada perro tiene su personalidad y comportamiento; es necesario conocerlos para proporcionarles lo que necesitan.
Milo rompió varias cosas al principio y se enfermó, pero su compañía es lo mejor que nos ha pasado y el compromiso con él es hasta que la muerte nos separe.
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